Enfoque
El concepto de la masculinidad ha demostrado ser dinámico a través del tiempo y cambiante en el espacio. Se trata, por tanto, de una cualidad atribuida a los humanos de sexo masculino que depende de la cultura en la que este se encuentre inmerso. Con la posmodernidad, hemos pasado del concepto de masculinidad en singular al de masculinidad el plural, lo cual denota una necesidad de reconocer la variedad inherente a los roles asociados al género de las personas y una deconstrucción del canon operante. El problema no son los hombres, sino las estructuras patriarcales existentes a lo largo de la historia y que cada vez se revelan más disfuncionales (Kaufman, 1999). Al mismo tiempo, surgen movimientos reaccionarios que claman contra una supuesta destrucción de la masculinidad, cuando realmente lo que se hace es deconstruirla conceptualmente (Mardones Leiva, 2019) para que todos los varones puedan sentirse incluidos en el término masculinidad, que tendrá que ser ampliado y diversificado.
Mi objeto de estudio será la literatura francesa del siglo XIX, un momento en el que el romanticismo social comenzaba a dejar atrás los antiguos cánones sobre el significado de lo masculino. Abordaré, concretamente, el estudio de los personajes masculinos protagonistas de dos obras maestras del panorama literario galo, la novela corta Carmen, de Prosper Mérimée, y la novela Nuestra Señora de Paris, por Víctor Hugo. Mis objetivos serán demostrar que el concepto de masculinidad no es unívoco en dichas muestras literarias, que cada personaje masculino se caracteriza por una expresión propia cerca de lo masculino, y que la mera presencia de estos personajes constituía y sigue constituyendo una amenaza para el patriarcado. En cuanto a la metodología, me serviré de la hermenéutica, con el fin de poner en relación el texto y su contexto, las técnicas de la antropología literaria (Caramés y Tomás, 2011) en su vertiente más intelectiva, incluyendo el análisis de los ritos, los mitos, las creencias, los arquetipos, entre otros, y e incorporaré alguna herramienta del análisis bajtiniano como la intertextualidad, entendida como comunicación entre textos, y las fuerzas centrípetas y centrífugas, que ayudan a representar las dinámicas sociales.
En el apartado de discusión, que fusionaré con el de resultados, analizaré a los cinco personajes masculinos seleccionados: Don José el policía y Escamillo el torero, en el caso de Carmen, y el campanillero de la catedral, Quasimodo; Frollo, archidiácono de París y Febo, soldado real, en el caso de Nuestra Señora de París. Me centraré en aspectos psicosociales, antropológicos, emocionales y afectivos para, a través de estos parámetros, demostrar que la masculinidad varía mucho de unos personajes a otros.
En conclusión. el concepto de masculinidad unitario y homogéneo ha sido tradicionalmente un artefacto irreal, creado para sostener el sistema patriarcal y penalizar o llevar al ostracismo a quien no cumpliera con los cánones establecidos. Intentar establecer una única acepción de masculinidad impide el desarrollo de una ciudadanía plenamente democrática y daña tanto a las mujeres como a los hombres que los padecen, restringiendo su libre albedrío.
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