Enfoque
Píndaro es un poeta tebano que vivió en la Grecia de finales del siglo VI y principios del V a. C. Se convierte así en uno de los máximos representantes de la poesía lírica coral griega y, de acuerdo con la tradición, en “el mejor de los nueve líricos” (cf. AP 9.184.1: “Píndaro, boca sagrada de las Musas”). Su fama, ya en vida, provocó que comenzaran muy pronto las labores antologizadoras de su obra. Precisamente la ordenación de su obra conservada quedó a cargo de Aristófanes de Bizancio (s. III-II a.C.), uno de los bibliotecarios de Alejandría, que siguió el consejo de Calímaco, es decir, la ordenación de los epinicios según los juegos públicos nacionales (Olímpicos, Délficos, Ístmicos y Nemeos). La mayor parte de su obra conservada se centra entonces en el epinicio: una composición lírica coral, cantada y bailada por un coro con acompañamiento musical de la doble flauta o la cítara. La finalidad de este tipo de composición poética era el elogio o celebración del triunfo del ganador en una modalidad deportiva o musical. Sus poemas (denominados Olímpicas, Píticas, Nemeas e Ístmicas a partir de los juegos públicos nacionales), aunque el mito no sea la única base del interés artístico de Píndaro, permiten la lectura de un elevado número de leyendas seleccionadas del acervo mitológico griego que se entremezclan audazmente con los elogios a distintos reyes y vencedores de los distintos juegos públicos. A modo de ejemplo, podríamos destacar la inclusion del relato metamórfico de la heroína Ino en O. 2.28-30, el pasaje sobre el origen de los mirmidones en N. 3.13-14 o el encuentro sexual entre Zeus y Dánae, madre de Perseo, en P. 12.16-18. Sin embargo, no hay que olvidar que la presencia del mito en el resto de la obra fragmentaria pindárica se acentúa y puede llegar a ser incluso más relevante por la propia esencia de los poemas. Estas otras composiciones se caracterizan por el elemento cultual y religioso y por su elevado contenido primordialmente mitológico y local, como ocurre precisamente en los peanes y en los himnos. Y en este contexto se centra el trabajo propuesto aquí sobre el fragmentario Himno a Delos. A partir entonces de una selección de varios pasajes de la obra fragmentaria de Píndaro, se propone la búsqueda y posterior análisis de los elementos principales que forman parte indispensable del siguiente relato mítico con carácter fundacional: el origen y evolución mítica de la isla de Delos. Por tanto, los objetivos de este estudio son ofrecer, en primer lugar, a partir de la recopilación de datos míticos, una reconstrucción sobre el relato fundacional de la isla; evidenciar la importancia de las fuentes mitográficas tanto en verso como en prosa; y, por último, subrayar la repercusión del mito pindárico, aquí en concreto, del episodio de Asteria-Delos, en la literatura griega posterior.
Gabriel Laguna Mariscal
Comentó el 21/11/2024 a las 14:17:36
Enhorabuena, Sandra, por tu completo comentario del fragmentario Himno a Delos de Píndaro. Me parece que tu comentario estilístico del fragmento principal es muy atinado y me gusta mucho cómo integras los fragmentos menores para proponer una reconstrucción interpretativa, global, del Himno a Delos. Haces como una especie de arqueología literaria, buscando, interpretando y combinando fragmentos diminutos.
Quería preguntar si el detalle mitográfico de que Delos era una isla flotante, que erraba por el Egeo, hasta que se convirtió en fija, en recompensa por haber acogido a Leto para que pariera a los mellizos Apolo y Ártemis, es innovación de Píndaro (o, al menos, se documenta por primera vez en Píndaro), o ya tenemos testimonios previos en la literatura griega de dicho motivo.
Sandra María Plaza Salguero
Comentó el 21/11/2024 a las 18:53:49
Muchísimas gracias, Gabriel, por sus amables palabras. En lo que respecta a su pregunta, los llamados "Himnos homéricos" (poemas épicos del s. VIII a. C.) son la primera fuente literaria conservada en la que se menciona la isla de Delos y, en concreto, en el "Himno a Apolo Delio". Este poema, sin embargo, no se detiene en la creación u origen de la isla, sino en datos míticos posteriores: e. g. la llegada de Leto, el nacimiento de Apolo, la glorificación de la isla y las fiestas allí instaurada en honor de Apolo y de la propia isla. Sí es cierto que se puede leer un diálogo entre Leto y Delos a la que precisamente se le otorga voz a pesar de ser, a partir de la lectura de los versos, ya una formación geológica. Por otra parte, el nombre de Asteria o Delos no aparece recogido, por ejemplo, en la "Ilíada", pero sí en la "Odisea" (6.62-63), aunque solo para aludir en dos versos al nacimiento de Apolo y a la palmera que crecía junto a su altar (palmera precisamente a la que se abraza su madre, Leto, durante el parto). Hesíodo, poeta épico del s. VII a. C., en la "Teogonía" (v. 404 ss.) habla de la genealogía de Asteria, hija de los titanes Ceo y Febe y hermana de Leto. Hemos de esperar entonces hasta finales del siglo VI a. C. para leer, aun de forma fragmentaria, nuevos datos míticos que ayuden a la reconstrucción del pasaje. Píndaro, por tanto, se convierte en la primera fuente conservada en la que se desarrolla en su conjunto todo este episodio: desde el origen de la diosa hasta su última metamorfosis y florecimiento de la isla consagrada a Apolo. Y al poeta tebano siguen muchos otros (fuentes en prosa y en verso): Strab. 10.5.2, Apollod. 1.4.1, Hyg. F. 53 y 140, Serv. Aen. 3.73, Plac. Theb. 4.795 y 5.533, Plac. Achill. 1.388; Sch. Hec. 458; Sch. Lyc. 401; Sen. Herc. Fur. 15. Hay que hacer especial hincapié en el poeta helenístico Calímaco, que se centra precisamente en la ambigua descripción de la naturaleza de Asteria-Delos en su himno.
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